Diagrama de la forma visual de Boston sobre el terreno (Lynch, p.30)
Cada
ciudad se presenta a sus habitantes en forma de paisaje urbano. La percepción de este paisaje propio está
fundamentalmente condicionada por la cualidad visual del ambiente físico circundante. Es importante que
el paisaje urbano sea fácilmente reconocible, capaz de recordarse y
disfrutarse. La “legibilidad” del
paisaje urbano es una cualidad de tipo visual que indica “la facilidad con que
pueden reconocerse y organizarse sus partes en una pauta coherente” (pg. 11). En el
proceso de orientación espacial, el vínculo estratégico es la imagen ambiental, la representación mental que todo observador se
construye del ambiente físico que experimenta. Lynch detectó que determinadas formas
urbanas facilitaban la construcción de una imagen mental por parte del
observador como resultado de su experiencia perceptiva, y otras sin embargo,
lo lograban con más dificultad. Este era el caso de la informe y
desparramada suburbia americana.
La
imagen mental es una construcción en la que participan observador y entorno
físico. El observador escoge, organiza y dota de significado lo que ve a su alrededor. Esta
imagen individual multiplica su valor cuando se comparte por varios habitantes,
es decir cuando su dimensión se torna colectiva. Esta imagen mental compartida o
“pública” del ambiente urbano es necesaria para la orientación espacial y para
la vida en las ciudades.
Toda
imagen ambiental puede analizarse atendiendo a diferentes aspectos: identidad,
estructura y significado. Primero, debe poder identificarse, diferenciarse como
objeto de estudio. Segundo, la imagen está organizada o estructurada en base a
unas determinadas relaciones internas y con el observador. Y tercero, la imagen aporta una significación, práctica o emotiva, a su constructor. El
objeto del estudio de Lynch fue lo que el llamó la “imaginabilidad” del
entorno físico urbano, que se define como “esa cualidad del objeto físico que le da
una gran probabilidad de suscitar una imagen vigorosa en cualquier observador”,
es decir, imágenes “vívidamente
identificadas, poderosamente estructuradas y de suma utilidad”. (p. 19).
¿Cómo
se genera una imagen vigorosa del entorno físico? Y ¿cómo diseñar pues este
paisaje urbano, o lo que es lo mismo, dar forma visual a la ciudad para que sea
“imaginable” en su dimensión pública? “La Imagen de la Ciudad” explora las
relaciones entre forma urbana, atendiendo a las variables de estructura e
identidad, e imaginabilidad. Lynch
analizó las imágenes mentales que surgían en experiencias perceptivas sobre
tres casos de estudio reales, Boston, Los Angeles y Nueva Jersey, con el fin de extraer
pautas de diseño de la forma urbana que facilitaran su imaginabilidad.
Os
invitamos a descubrir los aspectos que Lynch detecta como relevantes para la
imaginabilidad de la forma urbana, y ponerlos en práctica en vuestro proyecto.
¿Cómo sería el diagrama-mapa de la imagen ambiental de vuestra intervención en
Afurada? Estamos impacientes por verlo!
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