Ana Bonet - Luca Brunelli

viernes, 16 de noviembre de 2012

Imaginabilidad y entorno físico


( K. LYNCH, 1960, The Image of the City) 


 



 









Diagrama de la forma visual de Boston sobre el terreno (Lynch, p.30)

Cada ciudad se presenta a sus habitantes en forma de paisaje urbano. La percepción de este paisaje propio está fundamentalmente condicionada por la cualidad visual del ambiente físico circundante. Es importante que el paisaje urbano sea fácilmente reconocible, capaz de recordarse y disfrutarse. La “legibilidad” del paisaje urbano es una cualidad de tipo visual que indica “la facilidad con que pueden reconocerse y organizarse sus partes en una pauta coherente” (pg. 11). En el proceso de orientación espacial, el vínculo estratégico es la imagen ambiental, la representación mental que todo observador se construye del ambiente físico que experimenta. Lynch detectó que determinadas formas urbanas facilitaban la construcción de una imagen mental por parte del  observador como resultado de su experiencia perceptiva, y otras sin embargo, lo lograban con más dificultad. Este era el caso de la informe y desparramada suburbia americana.

La imagen mental es una construcción en la que participan observador y entorno físico. El observador escoge, organiza y dota de significado lo que ve a su alrededor. Esta imagen individual multiplica su valor cuando se comparte por varios habitantes, es decir cuando su dimensión se torna colectiva. Esta imagen mental compartida o “pública” del ambiente urbano es necesaria para la orientación espacial y para la vida en las ciudades.

Toda imagen ambiental puede analizarse atendiendo a diferentes aspectos: identidad, estructura y significado. Primero, debe poder identificarse, diferenciarse como objeto de estudio. Segundo, la imagen está organizada o estructurada en base a unas determinadas relaciones internas y con el observador. Y tercero, la imagen aporta una significación, práctica o emotiva, a su constructor. El objeto del estudio de Lynch fue lo que el llamó la “imaginabilidad” del entorno físico urbano, que se define como “esa cualidad del objeto físico que le da una gran probabilidad de suscitar una imagen vigorosa en cualquier observador”, es decir, imágenes “vívidamente identificadas, poderosamente estructuradas y de suma utilidad”. (p. 19)

¿Cómo se genera una imagen vigorosa del entorno físico? Y ¿cómo diseñar pues este paisaje urbano, o lo que es lo mismo, dar forma visual a la ciudad para que sea “imaginable” en su dimensión pública? “La Imagen de la Ciudad” explora las relaciones entre forma urbana, atendiendo a las variables de estructura e identidad, e imaginabilidad.  Lynch analizó las imágenes mentales que surgían en experiencias perceptivas sobre tres casos de estudio reales, Boston, Los Angeles y Nueva Jersey, con el fin de extraer pautas de diseño de la forma urbana que facilitaran su imaginabilidad. 

Os invitamos a descubrir los aspectos que Lynch detecta como relevantes para la imaginabilidad de la forma urbana, y ponerlos en práctica en vuestro proyecto. ¿Cómo sería el diagrama-mapa de la imagen ambiental de vuestra intervención en Afurada? Estamos impacientes por verlo!

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